A fines de 2015 Europa adoptó un ambicioso paquete de medidas sobre Economía Circular, que pretende impulsar la competitividad mundial, fomentar el crecimiento económico sostenible y crear nuevos puestos de trabajo[1].
Este plan busca abordar todas las fases del ciclo de vida de un producto: desde la producción y el consumo, a la gestión de los residuos y el mercado de materias primas secundarias. El plan considera además una serie de medidas centradas en los obstáculos al mercado existentes en sectores o flujos de materiales específicos, como los plásticos, los residuos alimentarios, las materias primas críticas, la construcción y la demolición, la biomasa y los bioproductos, así como medidas horizontales en ámbitos como la innovación y la inversión.
Según estimaciones, solo por los ámbitos de residuos, eco-diseño y reutilización, las empresas de la Unión Europea generarán ahorros netos de €600.000 millones, con reducciones anuales de gases de efecto invernadero de entre un 2 y 4%.
Por otra parte China creo hace no mucho la Asociación China de Economía Circular (CACE), integrada por funcionarios, académicos y empresarios, mientras que en Estados Unidos el programa de compras públicas prefiere los productos biológicos, certificados y etiquetados.
Pero, ¿en qué situación nos encontramos en Chile? ¿Cómo pueden nuestras empresas apalancar los esfuerzos que realicen en materia de Economía Circular?
Para empezar, es importante tener en cuenta algunos aspectos normativos locales que de una u otra forma van en la línea de lo que se está promoviendo en Europa:
Adicionalmente, no se puede dejar de mencionar los notorios avances que ha tenido en Chile la penetración de las energías renovables, el establecimiento de nuevas áreas marinas protegidas y parques nacionales, así como los proyectos de Ley de Eficiencia Energética y Ley de Cambio Climático que se tomarán prontamente la discusión nacional.
Sin embargo, y más allá de todas las iniciativas regulatorias antes citadas, es fundamental entender que las principales palancas para que el sector privado adopte los principios de la Economía Circular se asocian a incrementos en crecimiento, mejoras en productividad y aumentos de eficiencia, fomento a la innovación y creación de nuevas oportunidades de negocio, reducción de costos, aseguramiento de las cadenas de suministro de recursos estratégicos, reducción de emisiones de CO2 e impactos ambientales, así como el riesgo de conflictos sociales asociados a nuestros procesos.
En la siguiente columna veremos los principales aspectos a considerar al momento de explorar la oportunidad que representa la Economía Circular en nuestras empresas.
[1] http://europa.eu/rapid/press-release_MEMO-15-6204_es.htm
[2] http://leydereciclaje.mma.gob.cl/
[3] https://prensa.presidencia.cl/discurso.aspx?id=51695
No dejes de ver: Economía Circular y la necesidad de cambiar el paradigma productivo (Parte 1)
Cristian Mosella
Gerente de Innovación y Cambio Climático de Colbún