Vivimos en un mundo en donde constantemente tenemos que tomar decisiones:, qué estudiar, quién liderará al país, y hasta qué almorzar … sin duda algunas más complejas que otras. Como se sabe, los recursos son limitados para las necesidades que como seres humanos enfrentamos, por lo tanto, debemos decidir en que darle mejor uso a dichos recursos, que privilegiar, donde priorizar. En el ámbito de la sostenibilidad no escapamos del dilema de la toma de decisiones.
Consenso existe en la confluencia de las tres dimensiones del desarrollo sostenible, ese mix y equilibrio entre el desarrollo económico, social y medioambiental. Consenso existe en que no hay una dimensión más importante que la otra. Consenso existe en que no debemos pasar por encima del medio ambiente para privilegiar el desarrollo de la economía, y viceversa. Para no afectar con nuestras acciones de hoy a las futuras generaciones, debe existir un verdadero y honesto equilibrio entre las tres dimensiones.
Pero, ¿es equilibrio sinónimo de igualdad? ¿Significa entonces que si no hay desarrollo económico no puede haber cuidado del medioambiente? ¿O se debe renunciar al desarrollo económico si no se consigue un cuidado del medioambiente? En definitiva, ¿es el “todo o nada”? Es aquí donde aparece el dilema de la toma de decisiones en cuanto al desarrollo sostenible. Personalmente, no creo que exista una fórmula precisa, una combinación exacta entre las tres dimensiones, pero si tengo claro cuales debieran ser las prioridades o donde poner el foco hoy en día en este país.
Como mencioné inicialmente, detrás del concepto de elegir está la idea de recursos escasos para necesidades infinitas. En términos del desarrollo sostenible tampoco contamos con los recursos para hacer frente de manera equitativa a las necesidades que surgen de las tres dimensiones. En algún punto se debe priorizar y elegir. No siempre se podrá no alterar al medio ambiente para avanzar en el desarrollo social o económico, o viceversa. En términos económicos, no siempre se podrá lograr una mejora de Pareto. El objetivo entonces está en poder minimizar los impactos negativos por un lado y maximizar los positivos por el otro.
Dado que las personas somos distintas en el ser y en el hacer, existirán distintas decisiones o elecciones para un mismo problema. Como país y sociedad también somos distintos, tenemos distintas necesidades y ciertamente con recursos y capacidades distintas a países como Brasil, EE.UU., Haití, Indonesia o Suecia. Por lo mismo, nuestras prioridades, y por ende elecciones, deben ser distintas, y atender a nuestra realidad, a lo que queremos y necesitamos como país y sociedad.
Desde el punto de vista del desarrollo, Chile atraviesa por una complicada etapa en la que ya dejó de ser un país pobre o subdesarrollado, pero no nos alcanza aun para ser parte del grupo de los países desarrollados. Si Chile aun fuera un país pobre creo que el desarrollo económico debiera ser prioridad. Si por el contrario Chile fuera un país desarrollado lo debiera ser la protección y cuidado del medio ambiente. Pero creo que en nuestra situación-país actual aun tenemos desafíos esenciales en materia de pobreza, desigualdad y falta de oportunidades. En este sentido, aun nos queda mucho por avanzar en asegurar y consolidar un verdadero desarrollo económico y social para todos, dejando al medio ambiente un peldaño más abajo. Hoy día esas son mis prioridades… esa es mi elección.
Rodrigo Mujica
Director Operaciones y productividad