La industria textil está evaluada en 1.7 trillones de dólares, emplea a cerca de 75 millones de personas en el mundo y, siendo una de las más competitivas, también es la segunda más contaminante. Según la Agencia de Protección Ambiental de EEUU, producir una polera de algodón requiere más de 700 galones de agua, equivalentes a 2.650 litros o, 22 baños de tina.
China genera cerca del 53% de la producción total de fibra textil al año, contribuyendo con 3 billones de toneladas de hollín anuales. En Bangladesh la exportación textil alcanza el 80% del total de exportaciones al año, empleando a miles de personas en condiciones de precariedad. Tanto así, que en 2013 se desplomó una fábrica con 1.100 trabajadores; entre los escombros, había etiquetas de H&M, GAP, Walmart y Zara, entre otros.
Buscando hacer frente a estos impactos, se conformó la Coalición Sostenible de Vestuario (Sustainable Apparel Coalition). Su premisa es la colaboración y la transparencia, siendo requisito de quienes la integran, compartir sus buenas prácticas y contribuir a mejorar los estándares de sostenibilidad de la industria. Actualmente cuenta con más de 170 miembros, y entre sus éxitos se cuenta la instalación de una herramienta de medición, la realización de estudios y el desarrollo de líneas de vestuario sostenibles.
Siendo el inicio de un largo camino por recorrer, hay consenso en torno a la necesidad de involucrar a los consumidores. Si nosotros no asumimos patrones de consumo, conscientes y responsables, no será posible revertir la realidad de China y Bangladesh. Para mayor información les recomendamos ver el documental True Cost, disponible en Netflix.