La industria de venta de vehículos particulares a cuatro ruedas de nuestro país está tranquila, los últimos datos de ANAC indican que su potencial de desarrollo para el 2019 es de 425 mil autos vendidos (6,2 puntos porcentuales más que el año anterior) y de tendencia al alza. De lo anterior, empresas que prestan servicios de movilidad, como líneas de buses interurbanos, por ejemplo, también proyectan cuentas alegres, buscando actualmente nuevas rutas y ampliación de flotas.
No obstante, esta tranquilidad pareciera estar fundamentada únicamente en una baja capacidad de lectura del futuro de la industria. Lo decía Bill Ford -bisnieto de Henry Ford- en el 2011. Los problemas a largo plazo de la venta de vehículos en general son dos: el medioambiente y los tacos. Pero ¿qué está haciendo la industria en nuestro país al respecto?
En cuanto al medioambiente, las búsquedas parecen estar orientadas en la incorporación de una nueva oferta, como son los vehículos eléctricos. La tendencia indica que ha existido un aumento en la compra de autos eléctricos, mas su incidencia en comparación al mercado general es muy baja (197 vehículos eléctricos entre 417.000, según un informe de la ANAC en 2018).
Y es que las barreras de entrada para adquirir un auto eléctrico son variadas, siendo la más importante el precio. En general estos autos tienden a ser más costosos, partiendo de los 20 millones de pesos, no existiendo estructuras de incentivos para su compra. En una segunda derivada podemos mencionar la autonomía, requiriendo estos autos una red de carga más densa que la actual.
En esto la industria automotriz ha quedado atrás. Por un lado, el gobierno promueve permanentemente el potencial de este mercado -a través del fomento al litio como a su vez en la incorporación de buses Transantiago eléctricos-, y, por el otro, la industria energética ampliado la red de carga para estos vehículos.
Y en este escenario, ¿qué han hecho marcas importadoras de autos? ¿Han generado el espacio de colaboración con el Estado para el desarrollo de este mercado? Las iniciativas han sido tibias y el potencial está a la vista.
Referente a la congestión tampoco se identifican iniciativas desde la industria. Tanto así que este vacío en lo que a movilidad refiere ha propiciado el surgimiento de nuevos actores en el mercado: servicios de carsharing, scooters eléctricos, arriendo de bicicletas, son todas soluciones que a través de la diversificación de medios de transporte hacen frente a los tacos.
¿Por qué la industria automotriz y de transportes no ha profundizado estrategias en esta dirección? Algunos dirán que su peso en el mercado internacional es tan bajo, que generar señales importantes es difícil. Otros postularemos que vivir el verano de san juan pareciera ser más atractivo que invertir en innovación y modelar el mercado del mañana.
Lo que es seguro es que hoy es el momento propicio para que actores de la industria diseñen, planifiquen y proyecten oportunidades para la movilidad que se viene -y no del futuro lejano, sino que el de mañana. Existe el espacio para probar, condiciones económicas para explorar y un fuerte interés en consumidores por recibir nuevas propuestas.
Diego Aravena – Consultor Gestión Social
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