28 Octubre 2022

Comprensión de los derechos humanos

El Mercurio

La comprensión está asociada a nuestra capacidad de dar sentido a algo, pudiendo explicárselo a otro, aunque no haya compartido el mismo momento ni tenido las mismas experiencias; y cuando creemos haber comprendido un tema a cabalidad, también solemos atribuirnos cierto liderazgo en la manera en que conducimos conversaciones relacionadas y/o nos referimos a estas materias.

Comprender es virtuoso porque supone que nos hemos formado y empoderado en torno a algo que nos convoca. Hecho que, a su vez, requiere exponerse a perspectivas disonantes, tensionando las convicciones iniciales; ya sea para ratificarlas o ajustarlas. Por lo mismo, es un proceso constante y en desarrollo. Complejo. Más complejo aún, si nos remitimos a conceptos cargados de significados y simbolismos que dificultan tener una postura neutral, como lo son los derechos humanos. Debe haber pocos conceptos más incómodos y controvertidos; un convidado de piedra que preferimos no abordar porque está fuera de nuestro alcance y comprensión. Demasiado complejo.

Buena parte de esta incomodidad se explica por la polarización que provocan los derechos humanos en nuestro país, dado que hay pasajes de nuestra historia —pasada y reciente— que no son relatados bajo una versión única. Junto con ello, es un concepto que se ha utilizado con fines políticos, oponiendo agendas y sectores en función de las causas ‘más nobles’, las interpretaciones ‘más correctas’ y las agendas ‘más justas’. Sin embargo, son mucho más que un argumento retórico; los derechos humanos tienen una expresión cotidiana que convoca a la ciudadanía y al sector empresarial, además del Estado. Su respeto es una responsabilidad que nos debiera interpelar mucho más allá de la acción policial, siendo parte de nuestra conducta y modo de hacer las cosas.

Así lo han establecido distintas organizaciones, foros e instituciones internacionales, como el Foro Económico Mundial y la OECD, entre otros. En términos generales, el mensaje dice relación con la integridad del ejercicio empresarial a lo largo de la totalidad de la cadena de suministro, dada la interdependencia de acciones que se produce a lo largo de cada acto comercial y los riesgos que se desprenden de la ambición de realizar ‘el mejor’ negocio a costa de otros y/o provocar impactos irreversibles en el entorno. Establecer sus alcances y las implicancias que tiene para el ejercicio empresarial en Chile es complejo, pero necesario. Su comprensión despejaría dudas y supuestos, empoderando a quienes lideran la actividad económica del país.

Columna de Elisa Giesen publicada en El Mercurio