Entre los múltiples desafíos que nos impone la pandemia del Covid-19, mantener la comunicación entre las empresas y los grupos de interés que las rodean se ha vuelto uno de los principales y más fundamentales retos. Sobre todo, porque exige pensar en el corto, pero también en el mediano plazo, y pone en entredicho la permanencia de las empresas y la forma tradicional de hacer las cosas. Porque requiere escuchar a los trabajadores, a los clientes, a los proveedores y las comunidades, por mencionar a los grupos de interés más relevantes.
Este punto es especialmente crítico por el contexto de desconfianza en el que se encuentra la mayoría de las empresas en Chile. El Estudio de Riesgos Corporativos de Ipsos 2019, señala que el 61% de las personas no cree que los directores de empresas dicen la verdad al momento de realizar declaraciones sobre su empresa o industria. Esta percepción se agudizó con el estallido social de octubre donde, luego de las primeras semanas de manifestaciones, el ranking desarrollado por el centro de investigación Núcleo Milenio en Desarrollo Social (Desoc) dejó a los empresarios con un puntaje de 3,2 en nivel de confianza (escala de 1 a 10). Por último, según la encuesta Marcas con Conciencia Social, realizada este año por Hotwire, un 84% de los gerentes de marketing vislumbran una crisis de comunicación que podría afectar la reputación de las empresas.
El panorama no es alentador. Cada semana las compañías enfrentan un escenario cambiante, postergaciones a su planificación, ajustes al presupuesto y una incertidumbre generalizada. Sin embargo, si a eso sumamos la pérdida del vínculo con sus principales grupos de interés, el futuro puede ser aún peor: invertir en acciones que tienen baja valoración, mermar la satisfacción de los trabajadores y disminuir su productividad, incluso afectar la imagen de las organizaciones y consiguientes reducciones en las proyecciones de parte de los inversionistas.
Hoy, más que nunca, es tiempo de comunicar de forma genuina, siendo el propósito el factor clave en este proceso. Desde Gestión Social creemos que a través de una mejor comunicación es posible recuperar la confianza sobre la base de acciones orientadas a una mayor transparencia en la gestión. Aquí es donde se abren oportunidades para desarrollar vínculos de forma verdadera, dándole vida a las muchas declaraciones de valores o políticas que adornan las oficinas corporativas.
Ser y parecer esa es la clave y la comunicación juega un rol fundamental. La transparencia y la capacidad de empatizar con las distintas audiencias ponen en juego la tan mermada confianza en las organizaciones. En la crisis hay una oportunidad de volver a conectar, de ser permeables al entorno y adaptarse. De eso se trata el ser sostenibles, incluso en tiempos de pandemia.
Columna por Antonia Salas