13 Agosto 2020

Flexibilidad laboral

El desafío de consolidar acuerdos colectivos

Muchas empresas se enfrentaron a la necesidad de implementar trabajo remoto como una alternativa para mantener la continuidad operacional, en respuesta a la crisis sanitaria y también en octubre del año pasado. Sin embargo, al ser una práctica incorporada en condiciones de emergencia, sin planificación previa, en muchos casos está generando estrés, problemas de supervisión y reducción de los niveles de engagement. Muchos colaboradores han tenido que adaptarse a una sobrecarga de comunicación, desarrollando dinámicas propias para conciliar el trabajo con la vida personal.  Así lo plantea, por ejemplo, un estudio reciente de la Organización Internacional del Trabajo que sintetiza la evidencia existente en diez Estados miembros de la Unión Europea, Argentina, Brasil, India, Japón y Estados Unidos[1]. Los datos muestran que el teletrabajo suele implicar una extensión de las horas totales de trabajo, ya sea porque es utilizado como complemento de las actividades realizadas en las instalaciones de la empresa o porque exige una conexión permanente (ej. chequear mails o revisar Whatsapp). Vemos que nuestra situación actual es bastante similar: cada uno trabaja a la hora que puede, lo que más puede, sin que esto asegure un resultado positivo en los resultados concretos de los trabajadores, tampoco en el desempeño organizacional.

¿Qué se ha hecho al respecto? Una parte de las organizaciones ha optado por dejar que sus trabajadores se acostumbren a esta modalidad, que cada uno encuentre su propia dinámica, como una forma de mostrarse flexibles en una situación que es excepcional para todos. Otros han dejado en manos de las jefaturas la responsabilidad de definir los hábitos cotidianos y coordinar esta nueva forma de trabajar en equipo. Creemos que esto resulta insuficiente. Han sido numerosos los meses de incertidumbre, son muy variadas las situaciones individuales, lo que ha puesto en tensión distintas dimensiones de la vida, haciendo que en muchos casos éstas entren en crisis.

El escenario actual es
preciso para abordar este desafío. Desde integrar mejoras inmediatas que nos
permitan funcionar hoy, hasta proyectar el largo plazo: se trata de una
responsabilidad que como empleadores hay que asumir de forma seria, pero sobre
todo haciéndose cargo del desafío cultural que esto genera. ¿Cuál es la manera
de hacerlo? Creemos que de forma participativa: justamente son los mismos
trabajadores quienes pueden evaluar cuál es el mejor modo para coordinarse
entre compañeros de trabajo, cuáles son los estilos de supervisión más idóneos,
cuáles hábitos previamente instalados han funcionado mejor en el escenario
actual. Es importante activar procesos en la empresa que permitan identificar y
discutir en torno a estos temas, sólo así se generará un reconocimiento de las
situaciones individuales, sin que éstas dependan sólo de acuerdos particulares o
al alero de una coordinación entre jefatura y sus reportes directos. Eso sería
desconocer que entre trabajador y empleador existe distinto poder de
negociación, independiente de lo horizontal de una organización. Los trabajadores dependen de sus
empleadores para sustentarse, y por eso, individualmente están en una posición
asimétrica para resguardar sus intereses individuales.

Creemos que las condiciones del teletrabajo deben ser discutidas en el marco de conversaciones colectivas. Hablamos de espacios de participación que cuenten con el involucramiento de los trabajadores, o de sus representantes. Todos con un propósito común, todos en pos de salvaguardar la situación global de la organización, velar por la sostenibilidad del todo, en base al cuidado de sus partes.

Es hoy, cuando resulta urgente pasar desde la lógica del “por mientras” a una dinámica más estable de flexibilidad laboral y teletrabajo. Actualmente es una crisis sanitaria, mañana puede ser cualquiera de las emergencias que habitualmente enfrentamos como país. Dinámicas de trabajo más flexible son cada día más necesarias, como una forma de preparar organizaciones sostenibles que se adaptan exitosamente al cambio, al mismo tiempo que buscan una mejor calidad de vida para sus trabajadores.