22 Septiembre 2020

La crisis tiene género femenino

La Tercera

“Un camión me pasó por encima”. Esa es la frase que más se repite entre mis amigas en estos tiempos de cuarentena, donde el trabajo, la casa y los niños hacen que nos tengamos que convertir en pulpos para sacar el día y sus exigencias adelante. Estoy hablando de mujeres privilegiadas, que conviven con hombres que entienden la corresponsabilidad como una forma de vida y no como una manera de “ayudar”, mujeres que no viven la violencia doméstica ni sufren por saber cómo alimentarán a sus familias. Sin embargo, esa es la realidad de muchas y esta crisis es aún más dura con ellas. Pero más allá de mi experiencia personal, veamos algunos números que respaldan que la pandemia del Coronavirus está deshaciendo décadas de progreso en igualdad de género.

Según datos del World Economic Forum, las mujeres representan el 70% de los trabajadores de salud y de servicios sociales a nivel global, en todo el mundo hacen tres veces más que los hombres de trabajo no remunerado y son particularmente vulnerables económicamente porque sus finanzas personales son más débiles y su posición en el mercado laboral es menos segura. En Chile, según datos del INE, la tasa de ocupación laboral femenina para el trimestre móvil febrero, marzo y abril fue de 42,6%, la más baja en la última década. Esto quiere decir que menos de la mitad de las mujeres en edad de trabajar lo está haciendo. Si bien los hombres también bajaron su participación en la fuerza de trabajo, sólo 176.712 de ellos declararon no trabajar por “razones familiares permanentes”, en comparación, con las 1.334.522 mujeres que establecieron la misma razón. Todavía en el 2020, la sobrecarga de los quehaceres del hogar y el cuidado de niños, adultos mayores dependientes y personas enfermas recae en las mujeres.

Por su parte el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género ha convocado un grupo transversal para promover políticas públicas en este ámbito. Lo anterior porque el plan de reactivación del gobierno está centrado especialmente en industrias con alta contratación de hombres, y no se ha puesto el foco en apoyar el emprendimiento de las mujeres, ni se han generados incentivos a su empleabilidad como subsidios, la desvinculación del costo de sala cuna a su contratación, o el postnatal exclusivamente femenino.

En este contexto, las empresas no pueden ser meros espectadores pasivos que están a la espera del desarrollo de políticas públicas o normativas asociadas. El sector privado puede y debe promover un cambio cultural con foco en la corresponsabilidad. Me refiero a ámbitos concretos de beneficios sin distinción de género, como la sala cuna, más días para el post natal masculino o flexibilidad horaria en caso de enfermedad de niños menores. Pero también a una transformación más desafiante y profunda, se deben trabajar aspectos culturales para que los hombres tengan la misma posibilidad de pedir permiso para ir al doctor con sus hijos, o a la presentación de fin de año sin ser considerado un “macabeo”. Y no lo digo figurativamente, lo hablo desde la experiencia y la realidad del mundo del trabajo. Recientemente, la encuesta de empleo del Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales evidenció que cerca del 40% de los hombres destina 0 horas diarias a tareas domésticas. Si en tiempos de pandemia las mujeres han sido menos productivas que sus pares hombres, es porque hay “otro” que no está haciendo su parte. Hace poco la gerente general de una empresa mayoritariamente masculina, me contaba que habló con sus trabajadores hombres y les prohibió las reuniones pasadas las 6 de la tarde porque si lo hacían significaba que no estaban haciendo su parte en la casa y eso era igualmente importante. ¡Qué distinta sería nuestra sociedad si cada uno pudiera aportar a la equidad desde el lugar que le toca.
Necesitamos con urgencia un cambio cultural, empoderar a las mujeres, educar a nuestros hijos entregándoles las mismas responsabilidades en la casa, promover la corresponsabilidad y la participación en el trabajo del hogar de parte de todos por igual. Estoy convencida que las empresas tienen un rol clave para promover esta visión y facilitar que se concrete a través de herramientas concretas de cara a sus trabajadores. La pandemia está dejando al descubierto muchas falencias que tenemos como sociedad, espero que podamos aprender e implementar los cambios necesarios de una vez por todas.

Columna de Paula García de los Ríos