12 Noviembre 2020

La sociedad del 48,9%

Luego del triunfo del “apruebo” y la convención constitucional hace unas semanas, Chile se convirtió en el primer país del mundo que contará con un órgano paritario para elaborar una nueva constitución. Esta representación permitirá considerar las perspectivas, experiencias de vida y expectativas de ambos géneros, siendo un mejor reflejo de lo que somos como sociedad, donde el 51% somos mujeres.

Si bien el contar con paridad en una tarea tan relevante para el futuro de nuestro país puede considerarse un avance en materia de equidad de género, cabe preguntarse en qué otros espacios nos podríamos beneficiar de esta mirada, dónde hace falta enriquecer el debate con otras miradas.

¿Estaría un 79% de los chilenos a favor de una representación paritaria en el trabajo y roles jerárquicos? ¿Tal como estuvieron de acuerdo con una Convención Constitucional paritaria en cuanto a género?

No es novedad decir que en Chile faltan mujeres en los directorios. Contamos con cifras menores al 10% de participación, que se comparan con un 25% promedio de los países OCDE, aquel grupo selecto del que tanto nos gloriamos de participar (con Finlandia en el primer lugar, llegando a un 46%). Lo mismo suele repetirse en los roles de la primera línea ejecutiva. Muchas empresas hablan de equidad de género respecto de su dotación, pero sin mencionar que habitualmente son las mujeres quienes pertenecen a rangos medios o de base y que además suelen estar sobrerrepresentadas en tareas que replican roles tradicionalmente asignados al género femenino, como atención de público, aseo o asistentes administrativas.

Espero que la redacción de nuestra carta fundamental a través de una convención constitucional paritaria sea solo un primer paso para ir acortando brechas en otros espacios y realidades dispares que requieren de acciones afirmativas que promuevan cambios concretos en esta materia.

Recientemente participé de un focus group en una gran empresa que está trabajando para avanzar respecto de diversidad e inclusión. El grupo que participaba eran trabajadores profesionales y jóvenes, pero aún surgen de forma natural frases como “la mamá siempre será la mamá” para referirse al protagonismo de las mujeres en el cuidado de los hijos cuando hay un imprevisto doméstico o “a las mujeres de roles de mayor jerarquía se les carga mucho más la mano y tienen que validar el lugar al que han llegado”. Incluso se señaló que hay roles donde un jefe prefiere contratar a otro hombre simplemente por comodidad y por no tener que cambiar las dinámicas internas a las cuales el equipo acostumbra. Si esa es la realidad de una empresa exitosa, moderna y de un grupo que representa la generación de recambio, creo que tenemos que reforzar los esfuerzos para cambiar hacia el futuro.

En la mayoría de las grandes empresas del país se están creando políticas, estrategias, prácticas y procedimientos sin la participación femenina. Es así como se diseña la forma de hacer negocios, casi monopolizados por hombres, hombres probablemente heterosexuales, con estudios y procedencias similares, sin hijos o en caso de tenerlos, con alguien haciéndose cargo de las tareas domésticas en su casa… ¡probablemente una mujer!

Espero que la redacción de nuestra carta fundamental a través de una convención constitucional paritaria sea solo un primer paso para ir acortando brechas en otros espacios y realidades dispares que requieren de acciones afirmativas que promuevan cambios concretos en esta materia. Sólo así tendremos una sociedad y empresas que representen a todas y todos, y donde todes seamos parte (sí, con E, aunque se enoje la RAE).-

Por Constanza Fernández