“En la práctica, gracias al acuerdo, casi el 100% de los productos chilenos podrá ingresar a los países de la Unión Europea beneficiándose de preferencias arancelarias; además, las pequeñas y medianas empresas chilenas podrán acceder, en igualdad de condiciones, al mercado de compras públicas de la UE; y junto a eso, se incluirá un capítulo sobre género y comercio que promueve de manera más explícita la igualdad de trato y oportunidades entre hombres y mujeres”.
Tras una década de vigencia del Acuerdo de Asociación Estratégica entre Chile y la Unión Europea, ambas partes se aprestan a firmar la modernización de dicho texto. Luego de cuatro años de trabajo, en noviembre del 2021 concluyeron las negociaciones técnicas y el futuro parece ser auspicioso. Y es que, esta actualización, la cual aún debe ser ratificada, incluye un compromiso más firme con el desarrollo sostenible, desde aspectos de protección laboral hasta la preservación del medio ambiente.
En la práctica, gracias al acuerdo, casi el 100% de los productos chilenos podrá ingresar a los países de la Unión Europea beneficiándose de preferencias arancelarias; además, las pequeñas y medianas empresas chilenas podrán acceder, en igualdad de condiciones, al mercado de compras públicas de la UE; y junto a eso, se incluirá un capítulo sobre género y comercio que promueve de manera más explícita la igualdad de trato y oportunidades entre hombres y mujeres. Tanto el enfoque de género como la promoción de las pymes son aspectos clave para el movimiento del comercio justo, y la sostenibilidad de las cadenas de suministro globales.
Eso es precisamente lo que se propuso la Delegación de la Unión Europea en Chile con el proyecto “Apoyo al desarrollo del comercio justo y sostenible entre la UE y Chile”, en el cual estoy participando como consultor de Gestión Social S.A.
En el marco de esta iniciativa estamos llevando a cabo una caracterización actualizada del sector del comercio justo a nivel nacional, además de un estudio sobre la producción y exportación de productos orgánicos. Hoy el comercio justo en Chile representa a unas 50 organizaciones, entre emprendimientos y empresas sociales de fomento a la artesanía, organizaciones de pequeños productores agrícolas, así como medias y grandes empresas del agro.
Con la participación activa de las organizaciones y empresas, el estudio se convertirá en una excelente carta de presentación para seguir haciendo incidencia política con las nuevas autoridades, y también en un instrumento de posicionamiento comercial para que más empresas europeas fomenten el comercio justo y sostenible aprovechando las ventajas del acuerdo modernizado. En este sentido, como también conversamos durante su visita a Chile, con un grupo de eurodiputados encabezados por el alemán Bernd Lange, miembro de la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo, además del trabajo que logremos desarrollar aquí en el país a través del proyecto, será fundamental seguir profundizando las acciones comerciales desde el lado de la demanda, es decir en Europa.
Se trata justamente de esto: involucrar a cada vez más empresas en los circuitos fair trade, para que hagan de la sostenibilidad una realidad, especialmente, a través de relaciones comerciales con proveedores comprometidos con la economía cooperativa, con el desarrollo de sus comunidades, los derechos humanos, la reducción de las desigualdades y la sostenibilidad ambiental.
Esta experiencia nos muestra cómo los acuerdos de asociación estratégica se convierten en un impulso para la sostenibilidad y también el comercio justo, materia en la cual, desde comienzos de los años noventa, las instituciones de la Unión Europea han apostado, reconociendo su aporte en todas las dimensiones del desarrollo sostenible.
Columna publicada por Marco Coscione en Pais Circular