9 Abril 2025

Memorias anuales: Abrir la puerta a los desafíos del futuro

Columna escrita por Carolina Andrade, Directora ESG y socia Gestión Social

Marzo es el mes en que se cierra la elaboración de memorias anuales en muchas organizaciones. Durante estas semanas intensas, se recopilan datos, se validan informaciones y se toman decisiones cruciales. Detrás de cada memoria hay un esfuerzo humano, técnico y estratégico inmenso. Pero el verdadero desafío no es solo publicarla, sino convertir ese esfuerzo en una práctica constante de aprendizaje, mejora y proyección estratégica. Hoy más que nunca, esto es urgente.

Las nuevas normativas, como la CSRD en Europa, la NCG 461 en Chile y los estándares del ISSB y GRI, demandan procesos integrados, trazables y automatizados. A esto se suma la presión de inversionistas, consumidores y otros stakeholders por una mayor transparencia y consistencia en la información ESG (ambiental, social y de gobernanza) . El reporte dejó de ser una obligación anual para convertirse en una herramienta continua de gestión. Sin embargo, aún enfrentamos obstáculos importantes.

La trampa de los datos: dispersos, incompletos y sin dueño

Uno de los mayores cuellos de botella es la gestión de datos. Muchas empresas aún dependen de procesos manuales, usan archivos compartidos y trabajan con versiones que cambian constantemente . Esto genera poca trazabilidad y responsabilidades poco claras, lo que desgasta el proceso de validación. Superar este problema requiere más que herramientas tecnológicas: es necesario definir responsables, establecer actualizaciones continuas y fomentar una cultura de mejora. Las plataformas modernas pueden automatizar flujos y asegurar la calidad de los datos, pero sin una voluntad real de ordenar el proceso, la tecnología por sí sola no es suficiente.

Falta de relato común: cuando sostenibilidad y negocio hablan idiomas distintos

Otro desafío es la falta de un discurso unificado. A menudo, las áreas de sostenibilidad, finanzas, operaciones y estrategia no logran alinear su mensaje. Esto resulta en versiones múltiples y revisiones interminables que terminan por confundir en lugar de clarificar. El proceso de reporte debe ser una oportunidad para integrar todas las áreas: finanzas, estrategia, sostenibilidad, riesgo, entre otras, trabajando juntas para definir un mensaje coherente y sólido que muestre al mundo lo que realmente son.

Del punto final al punto seguido: mantener el proceso todo el año

El gran aprendizaje de cada ciclo es que cerrar la memoria no es el fin, sino un paso en un camino continuo. Las empresas preparadas para el futuro son aquellas que mantienen este proceso durante todo el año, revisando procedimientos, identificando brechas y fortaleciendo sus capacidades internas. Con las soluciones actuales, es posible automatizar, modelar escenarios y facilitar la colaboración entre áreas. El cambio comienza con una decisión: no dejar que la memoria se quede solo en un documento, sino transformarla en una ventaja estratégica.

Una invitación al futuro

Cerrar una memoria no es una meta definitiva; es un hito en el camino hacia una empresa coherente con su propósito,  responsable con su entorno y preparada para adaptarse al cambio . Aprovechemos este momento para reflexionar, transformar los desafíos en aprendizajes y, sobre todo, actuar. Si mantenemos este proceso vivo, la memoria se convertirá en una herramienta estratégica que impulse nuestro crecimiento y nuestra capacidad de transformar el futuro.