8 Enero 2021

Participación en tiempos de Covid

Cerrando el 2020, se puede decir que ha sido un año de muchas adaptaciones, aprendizajes y desafíos asociados a la pandemia mundial del COVID-19. Desde el relacionamiento entre las empresas y las comunidades, se han tenido que modificar los mecanismos y herramientas para llegar a un grupo de interés crítico para muchas operaciones a lo largo del país. En particular, me gustaría abordar la participación que tuvimos en Gestión Social, junto a Fundación Ciudad Emergente y Minera Antucoya, de Antofagasta Minerals, en el marco del proyecto “María Elena Muévete Segura”, en el norte de Chile.

Nuestra participación comenzó el jueves 25 de junio. Vuelo Santiago – Calama, mascarilla, escudo fácil y todas las medidas de prevención. El objetivo era realizar un breve diagnóstico comunitario y establecer relaciones con los principales actores sociales para adaptar espacios públicos y servicios de forma segura para la comuna de María Elena que presentaba la mayor tasa de incidencia de casos de coronavirus en Chile. El proyecto incluyó estrategias de intervención en espacios interiores y exteriores, las cuales se fueron modificando y ajustando a partir de la participación ciudadana.

De vuelta en Santiago, establecimos una mesa de trabajo virtual, conformada por el municipio, Minera Antucoya, representantes de los comerciantes de la comuna, del Cesfam y otros miembros de la comunidad, además, del equipo de Ciudad Emergente.

La pandemia y la capacidad de adaptación que hemos tenido que trabajar durante el 2020, nos lleva a pensar en la oportunidad asociada al uso de herramientas digitales en los procesos de participación.

En el trabajo comunitario, la convocatoria y participación siempre representa un desafío. Más aún, si al escaso involucramiento de parte de la ciudadanía, le sumamos los retos asociados al uso de herramientas virtuales y digitales. La pandemia ha hecho más evidente la brecha entre los ciudadanos con mayor nivel educacional y una mejor preparación para el uso de herramientas digitales, y aquellos con menores niveles de escolaridad y de recursos para enfrentarse a situaciones que suponen adaptarse a este tipo de interacciones digitales.

Hoy en Chile hay más teléfonos móviles que personas y, según los últimos datos OCDE, la penetración de Internet llegó al 87,5%. Sin embargo, no todos tienen el mismo nivel de acceso a internet en cuanto a velocidad, limitando el acceso a plataformas y otras herramientas.

En el proyecto en María Elena fue necesario tomar medidas intermedias que permitieran la participación de quienes no tenían nivel de acceso suficiente a internet o los conocimientos para conectarse a una plataforma digital. Para esto se habilitó una sala en la Municipalidad de María Elena con una pantalla, cámara y conexión a internet y con personal de la municipalidad que prestó apoyo.

La pandemia y la capacidad de adaptación que hemos tenido que trabajar durante el 2020, nos lleva a pensar en la oportunidad asociada al uso de herramientas digitales en los procesos de participación. Es de esperar que, en el futuro, un número mayor de actores podrá ser parte de estos procesos derribando las limitaciones territoriales de un país largo y angosto como Chile. Si bien la tecnología está presente, todavía tenemos el desafío del acceso y el aprendizaje para garantizar altos niveles de representación de todos los sectores de la ciudadanía.-

Por: Enríque Rosselot