Hacer frente al cambio climático es una necesidad urgente para una industria que basa buena parte de su éxito en factores ambientales como clima y suelo, y sociales como la capacidad y calidad de la mano de obra. En los últimos años, empresas como Subsole y Copefrut han desarrollado diversas políticas e iniciativas en torno a la sustentabilidad que señalan un camino para el futuro del rubro
Durante los últimos años, los consumidores de fruta se han vuelto cada vez más exigentes. Hoy ya no solo quieren consumir una fruta o una hortaliza de buena calidad, sino que también les importa cómo estas son producidas. Al mismo tiempo, el cambio climático está dificultando los procesos para lograrlo.
En este contexto, el concepto de sustentabilidad –que considera los criterios ESG ambientales, sociales y de gobierno corporativo– ha ido empoderándose como una forma de lograr un balance adecuado entre oferta y demanda. Se trata, en síntesis, de un nuevo enfoque de cómo las empresas agrícolas se vinculan con sus grupos de interés, las mayores exigencias de los mercados, los cambios regulatorios y el cuidado de los recursos naturales para satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad productiva del futuro.
“La sustentabilidad es un concepto transversal en el desempeño de una organización. En esta línea, las defi- niciones estratégicas -desde el propósito, la misión, la visión, los valores y pilares estratégicos de la empresa u organización- deben integrar a los grupos de interés y el equilibrio entre las dimensiones económica, social y ambiental”, resume Paula García de los Ríos, gerente de consultoría de la empresa Gestión Social.
La demada por una producción más amigable social y ambientalmente, partió para muchos productores y exportadores desde los mismos clientes. “El primer empuje fueron los requisitos establecidos principalmente por los europeos, que ya empezaban a incorporar cuestionarios o evaluaciones en sus procesos de ‘due diligence’. Hay que firmar acuerdos todos los años en los que vamos asumiendo ciertas responsabilidades de nuestra base de productores y de nuestras prácticas como compañías”, dice Andrea Araya, gerenta de Sustentabilidad y Gestión Técnica de Subsole.
Por otra parte, el año 2015 Chile suscribió y comprometió el cumplimiento de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, donde se llama a todos los actores a colaborar en el cumplimiento de 17 Objetivos de Desarrollo Sustentable, con metas específicas en temas como la diminución de la huella de carbono, la huella hídrica y la capacidad para reducir, recuperar, reciclar, reutilizar y rediseñar el packaging, entre otras iniciativas.
En tanto, desde el punto de vista social, las condiciones laborales de los trabajadores propios y de los contratistas es también un factor prioritario para el sector. “No pueden basarse solo en el cumplimiento de la legislación vigente. Se debe ir más allá, poniendo el foco en la capacitación, la inclusión y los beneficios laborales atractivos. Por último, pero no menos importante, se debe incorporar la perspectiva comunitaria, propendiendo a la mejora de sus condiciones por medio del trabajo territorial”, sostiene Paula García de los Ríos.
Para ello, en Gestión Social explican que es clave contar con programas, iniciativas, metas e indicadores que den cuenta de los desafíos y avances en cada ámbito. Subsole y Copefrut son dos casos que muestran distintos grados de avance y formas de gestionar estos temas.
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